Anécdotas informáticas
A raíz del comentario de Antonio Lozano, que dijo que estaría bien hacer un programa de anécdotas de administradores de sistemas, en el grupo de Telegram de la ACHUS nos están pidiendo hacer un programa con anécdotas informáticas diversas, que no sea solo a nivel de administración de sistemas.
Es por eso que abrimos este mensaje para que puedas poner tu anécdota relacionada con el mundo de la informática para comentarlo en el podcast.
¿Perdiste cordura al ver a algún cliente en trikini cuando reparaste su equipo?
¿Conociste al señor que usaba la bandeja del CD de posavasos?
¿Baneabas a los usuarios de la red por jugar al Blood en vez de trabajar?
Deja tu comentario y lo leeremos en el programa.
Un tipo decide actualizar la BIOS de su ordenador (un sobremesa normal y corriente) usando el actualizador del fabricante, que funciona a través de la línea de comandos en plan MS Dos. Resulta que teclea mal el nombre del archivo de la nueva BIOS y el programa de actualización decide por su cuenta que va a buscar por si encontrase alguna BIOS compatible en el ordenador.
Encuentra una en el CD de los drivers, que estaba casualmente metido en el lector, pero era la primera edición. Se instala ante el estupor del usuario, que ve horrorizado como se sobreescribe la BIOS con una versión prehistórica que NO es compatible con su magnífico procesador último modelo. El usuario pasa el resto del día buscando en eBay (en la casa de un amigo cuyo ordenador sí funciona) un procesador antiguo que sea compatible con su nueva/vieja BIOS.
Yo tengo dos anécdotas, me las conto5 mi hermano de un amigo suyo informático, no sé si era broma o que pero ahí van (cosas pasadas a mediados de los 90):
1. Le llama un cliente que se acaban de informatizar en la empresa porque no le entran más datos, llega el informático y se encuentra la disquetera llena de hojas bien dobladitas dentro.
2. Va a ver un cliente porque su ratón no se mueve más de media pantalla y cuando llega ve que el cliente movía el ratón por ejemplo hasta arriba y cuando llegaba al tope de la alfombrilla del ratón el cliente se quedaba ahí. No sabía que podía levantar el ratón y bajarlo hasta el principio de la alfombrilla para seguir moviéndolo.
Hice las prácticas en una empresa que daba soporte informático a otras compañías. Un día nos llegó un aviso de un ordenador que no encendía, llegamos y rápidamente me di cuenta que era por que había un disquete en la unidad. El técnico (yo era becario), saca el disquete arranca, me mira y me dice «Ahora vamos a hacer un poco de tiempo, porque tenemos que cobrarle como una hora de urgencia y no vamos a estar 2 min» y nada ahí estuvimos pasando el l antivirus y haciendo el chorra. Menuda empresa más canalla en la que caí.
En otra empresa, a la persona que pusieron al mando, que no era informático, en un descuido que se fue a comer hicimos una captura de pantalla del escritorio y escondimos todos los iconos en una carpeta, pero con la captura puesta de fondo parecía que todo seguía ahí. Las risas que hubo fueron legendarias, tanto como su cabreo que trajo malas consecuencias, pero valió la pena verle intentando pinchar en los iconos y cargarse en todo.
Una vez pedí a un equipo de frontend deslocalizado, «Está bien el resultado, pero sangradme más el texto», y me lo pintaron de rojo.
Varias décadas de trabajar con máquinas sin alma, gente sin alma y yo mismo sin alma, me han proporcionado muchas anécdotas, dejo tres cortitas:
– Me fui (puteado) de un trabajo donde tenía que subir a producción la actualización de una aplicación. Nunca llegué a acabarlo, aunque en las últimas semanas que estuve allí, los jefes pensaron que sí lo estaba haciendo. El último día que estuve, a última hora, en el último minuto antes de irme, dejé subido en un servidor un archivo zip corrupto donde se suponía que estaba mi trabajo. Me estuvieron llamando varias semanas para decirme que les daba error, no podían abrir el archivo. Creo que me siguieron llamando desesperadamente un mes más, y ya nunca les cogí el teléfono. Dice la leyenda que se oye gritar al supuesto archivo zip las noches de luna llena.
– Un compañero de trabajo, administrador de sistemas, tenía la sana costumbre de conectarse remotamente a su equipo desde un portátil en el baño para entrar, fuera del proxy, a páginas porno. ¿Qué haría en el servicio mientras tanto? No es el objeto de este comentario. El caso es que la pantalla de su PC permanecía apagada en su sitio para que no se viera. Pero él no contó con nuestra astucia. De vez en cuando, mientras él estaba en el servicio, nosotros, como buenos cabrones, le encendíamos la pantalla del ordenador, donde se veía su navegador con aquellas señoras desnudas. Lo gracioso llegó el día en que unos clientes importantes visitaban el despacho de informática de la empresa y encendimos la pantalla, visible desde la puerta, donde se vio la misma. El Director de Informática, que les guiaba en la visita, se puso rojo y esas cosas… No recuerdo si al compi pajero le echaron, sinceramente.
– Tuve un compañero con el que lo pasé muy bien, era muy fiestero y, con él, no te aburrías. Después de varios meses en la empresa, ambos estábamos como programadores, me hizo una pregunta muy absurda sobre cómo se modificaba un texto de la aplicación. En ese momento, me di cuenta de que el chaval no tenía ni idea de programar. La verdadera cuestión, es cómo consiguió camelarse a los jefes para estar casi un año sin que ellos se dieran cuenta de que no sabía absolutamente nada de programación. La situación me ha hecho plantearme bastantes cosas en la vida.
Una vez no podía borrar una carpeta usando el comando RD por más que la escribiera correctamente no lo permitía, al final me di cuenta que la al final del nombre tenía un carácter invisible, y para borrarla tenía que poner RD nombre de la carpeta y teclear alt 255 para generar el carácter invisible. XD
Mi primer PC fue un Inves 486DX2 con 4MB de RAM y 212MB de disco. 200.000 pesetas le costó a mi madre en el Corte Inglés (para poder pagarlo a plazos). Eso dice lo mucho que quería apartarme de un amigo del instituto que, según su buen criterio, era una mala influencia y con el que me pasaba horas jugando con su 386 a aventuras de Lucas. El caso es que la primera expansión que le pude sacar tras mucho insistir fue un kit de Sound Blaster 16 + CD-ROM (que me suena que rondó las 45.000 pelas, pero no estoy seguro). El caso es que para no gastar más dinero le dije a mi madre que yo lo instalaba, que era fácil. Fácil fue, y lo instalé todo satisfactoriamente no sin darme cabezazos con el cable IDE y los jumpers dichosos de Master/Slave durante más tiempo de que quise luego admitir.
Pero le cogí el gusto de abrir el PC y mirar y cacharrear dentro, reorganizar los cables y quedar fascinado con lo tremendamente grande que era la tarjeta SuperVGA Cirrus Logic ISA que tenía.
Y aquí es donde viene la anécdota: trasteando y moviendo cosas acabé rompiendo el soporte de la pila de botón que guarda los ajustes del BIOS. Por supuesto nunca dije nada a mi madre y me pasé el resto de tiempo que me duró aquel PC teniendo que configurar la fecha y hora, los discos IDE y la disquetera en el BIOS cada vez que arrancaba el PC. Con el tiempo la fecha me la sopló y todos mis archivos acabaron con un timestamp cercano a las 0 horas del 1 de enero de 1993.