Tomo la palabra del vol. 59 a partir de 1:25:47 y creo el hilo para este asunto: mejores y peores momentos que hemos pasado con un ordenador o una consola. Entiendo que a mayor cantidad de años atrás que haya que remontarse, mejor, pero no es un requisito en absoluto.
———————————————————–
Mi peor experiencia:
Hacia el año 1993, teníamos nuestro primer PC en casa, un 386 de marca Tandon. Me identifico mucho con lo que dijo Antonio de sus primeras experiencias informáticas: en casa no teníamos ni idea de nada. No sabíamos ni qué otras opciones había, ni qué era un sistema operativo, etc.
Yo tenía once o doce años cuando cierto día, al arrancar el PC, apareció en la pantalla algo así:
[00:00] Fallo de teclado
No había posibilidad de pasar de ahí. En intentos posteriores sí que arrancaba exitosamente algunas veces. Llegó un punto en el que el error ya aparecía siempre y no se podía usar el PC en absoluto.
Yo, como aún niño que era, asustado acepté la idea inicial de mis padres: «Vamos a llevar el ordenador a arreglar y a luego ya solo lo usará papá». Ellos tenían la idea, un tanto difusa, de que de algún modo que mi hermano o yo habíamos averiado el ordenador y de que la reparación iba a costar un riñón. Viví todo esto con bastante angustia precisamente por no entender que, en el peor de los casos, solo habría que sustituir el teclado.
Hubo otra situación parecida, tiempo después, con el botón de encendido, cuyo mecanismo de clic-clac se rompió y ya no se podía encender el equipo. Ahí me acojoné aún más porque esa avería ya parecía que era «de todo el ordenador». ¡200.000 pesetas de la época!
———————————————————–
Mi mejor experiencia:
Me cuesta mucho decidirme, de modo que voy a contar la más friqui que me viene a la cabeza:
Años 90. Salón recreativo en mi ciudad. Como otras muchas tardes, ahí estoy con un amigo jugando a Final Fight tras la habitual disputa sobre quién elige a Cody. Como siempre, mi mente se llena de fantasías acerca de crear algo parecido ¡en QBasic!, siendo yo totalmente inconsciente de todas mis limitaciones de conocimientos y herramientas. Bueno, por eso eran fantasías.
De vuelta en casa, resuelto a cumplir mis objetivos, inicio QBasic (por cierto, en el 386 de las anécdotas terroríficas de más arriba). Escribo un rudimentario programa que pinta una especie de ser humano a modo de muñeco de un beat’em up. El engendro está formado por caracteres ASCII 219 en un modo de 320×200, es decir, mis unidades de trabajo eran cuadrados de 8×8 píxels. Pintor digital de brocha gorda era yo.
Pues bien, logré animar a este ente de modo que a un cuadrado de esos, que representaba el brazo relajado, se se iban adosando varios cuadrados más hasta crearse una hilera de cuatro o cinco. ¡Había creado una animación de puñetazo! Sin embargo, algo fallaba: como estaba usando un modo EGA, el más parecido al color carne era el amarillo. Recuerdo ahora que los juegos verdad solían usar el rojo brillante para eso, pero casi tan decepcionante es uno como el otro.
Descubrí que usando la variante VGA del modo gráfico, podía usar la instrucción PALETTE
para reasignar colores. Convertí el amarillo en un satisfactorio color carne. Cuando di a F5 para ejecutar mi código y presencié al ortopédico y anguloso personaje ejecutando su puñetazo, ahora sí con un realista color carne, exclamé en voz alta: «¡Hala, qué guay».