Amiga Club 02 – El fin de Commodore
Amiga Club – Vol 02 – El fin de Commodore.
Este podcast está patrocinado por actsl.com
En este segundo volumen del Amiga Club nos juntamos con Joshua Kultür, presentador del podcast Retro entre amigos y con Manuel Martin-Vivaldi, alias Troglobyte, para contar los momentos menos dulces de la historia de Commodore.
Os agradecemos desde ya vuestros comentarios y valoraciones positivas en iTunes, iVoox y nuestra web msdos.club y las recomendaciones del programa.
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Agradecemos en este episodio a:
- Sonia Chaves (@DubbingSonia) por su voz para las cortinillas.
- Canal de Sonia en Ivoox: Órbita Arrakis.
- Web de Sonia: soniachaves.es.
- Manuel Martin-Vivaldi (@mm_vivaldi) por dejarse engañar para charlar de su sistema favorito.
- Joshua Kultür «CKultur» por abrir su corazón a momentos alegres y tristes de sus experiencias con Amiga.
- Antonio Lozano (TwitterLess) por su dedicación, participación y encanto al ver el streaming desmoronarse.
- Javier Sancho (@kalzakath1) por su dedicación y participación y editar esto.
- ¡A todos y todas los que nos apoyáis de maneras diferentes en este proyecto!
pole! voy a escucharlo mientras doy un paseo, gracias!
Charla interesante. El Amiga 500 era el objeto de deseo de muchos spectrumeros, con esos graficazos, esos sonidos, esos juegos… pero nos teníamos que conformar con las imágenes de las revistas. Yo creo que nunca vi uno en funcionamiento, pero es una de esas máquinas que creo que requieren un «guía» para que te enseñe cómo iba el sistema, te explique lo bueno y lo mejor de la máquina, etc, porque creo que un día lo puse en un emulador y no conseguí siquiera hacerlo arrancar.
El Amiga siempre fue el sueño que nunca llegué a tener. Cuando veía las capturas de la Micromanía sentía una envidia tremenda, incluso en la época del 286 te llevabas chascos muy grandes en algunas comparaciones. Recuerdo comprar todo ilusionado el juego Unreal para PC tras ves una crítica de la versión Amiga en la Micro, (no confundir con el Unreal fps que conocemos todos), y al ponerlo en mi 286 quedarme a cuadros. No había rastro de los espectaculares fondos de la versión del ordenador de Commodore.
Aún así, discrepo con Manuel en que el Amiga no tuvo competencia entre el 87 y 92. Yo creo que dependía mucho del género. Está claro que en cuanto a plataformas y juegos de acción se llevaban la palma, pero ya desde el año 90 un 286 podía plantar cara a muchos juegos del Amiga. Mismamente Wing Commander se jugaba de perlas en el citado 286, mientras que en Amiga era poco más que un pase de diapositivas. El género de la aventura gráfica gozaba de mejores paletas gracias a los 256 colores en pantalla, la posibilidad de instalar los juegos en el disco duro fácilmente también era una ventaja, y no digamos simuladores de vuelo, que solían moverse con más soltura. Aún guardo mi copia de Wrath of the Demon, un arcade de scroll lateral con chorrecientos scrolles que se movía de maravilla en un 286.
Buen programa como siempre.
Un saludo.
Yo creo que jamás llegué a estar a menos de un kilometro de un Commodore Amiga, pero reconozco que solo ver las capturas de pantalla en las revistas provocaba grande envidia. Tenia un aura gafapasta alrededor, además. Era como chic, no se, no me hagais mucho caso. Si que tuve la oportunidad de jugar con el AtariST de un amigo y creo que también tenía ese algo peculiar, esa sensación de salto de los 8 bits a un mundo mas suave y colorido. La verdad es que escuchándoos, debió molar tener uno.
El concepto de Amiga era superior al PC, incluso en el momento de la quiebra. A Commodore le pasó un poco como a Apple (que se salvó por los pelos), una mala dirección empresarial casi catastrófica. El concepto del Amiga 1200 o del propio Amiga 500, de ordenador todo en uno, silenciosos, compactos y elegantes, podría haber sido rompedor. Contra un PC que en aquellos años (y durante 15 más) fue una cafetera ruidosa y fea. Sin embargo, la excesiva tardanza en presentar el 1200, presentarlo sin un concepto de hardware abierto, cuando el PC ya se había empezado a comer el mercado con la flamante VGA, con abundantes proveedores de piezas baratas, fue determinante. Aunque fue un retroceso técnico. La gente no valoraba el silencio y el diseño, sólo querían un ordenador para trabajar o jugar a precio asequible. Fue una lástima y una tragedia pues su diseño era estupendo.
Aquí un usuario que en enero de 1994 dejó su Amiga 500, se compró un PC y no volvió a tocar su Amiga, salvo en contadas excepciones. Nunca fui un «amiguero» muy apegado a mi máquina. Sé que muchos valoraban la multitarea y todo el tema de la interfaz, pero en mi caso quería potencia, muchas aplicaciones, juegos en 256 colores y poder programar en COBOL y otros lenguajes para mi formación profesional. El Amiga estuvo muy bien en su momento, pero hay muchas razones para la quiebra de Commodore: desde tecnológicas, empresariales y de marketing, y todas fallaron. Muchos descargan su ira contra el malvado PC, el culpable de todas las desgracias amigueras, cuando buena parte fue un problema de commodore.